Encuentro Educar al Aire Libre
El pasado viernes, 04 de julio, nos reunimos con diferentes protagonistas de la educación de la cuenca del Lago LLanquihue en la Biblioteca de Frutillar. Espacio en el que se abrieron reflexiones y experiencias para la educación ambiental. Fue una jornada enriquecedora que se pudo concretar gracias al trabajo colaborativo con el Colegio Montessori de Frutillar, Fundación MAPA y La Redonda.
Tamara Mera
A las 09:30 de la mañana, del día viernes, nos reunimos en el auditorio de la biblioteca de Frutillar, un espacio amplio y moderno que se encuentra en la parte alta de la ciudad, entre los presentes había integrantes de directorio y docentes de establecimientos públicos y privados de la cuenca del Lago, cómo también entidades enfocadas en el cuidado del medio ambiente con orientación educacional dentro de sus principios organizacionales. Con nombre en pecho nos ubicamos para escuchar la bienvenida de Magdalena Ibañez, Co-fundadora y Directora de gestión del Colegio Montessori La Redonda de Puerto Octay, y Bernardita Pizarro, Directora del Colegio Montessori de Frutillar, quienes nos entregaron el propósito de esta convocatoria enfocada en la relevancia de la educación al aire libre, para luego invitarnos a reunirnos en grupos para reflexionar sobre dos preguntas fundamentales.
Cuando hablas o piensas en Naturaleza y medio ambiente, ¿Qué quieres despertar en niños, niñas y jóvenes?
Cada grupo tenía un papelógrafo y plumones, para así dejar evidencia de una conversación enriquecedora que nació desde las inquietudes, proyectos, vivencias propias, recuerdos, pensamientos, acciones y referencias que constituían a cada uno de los integrantes y a su comunidad.
Se habló de despertar, en relación al entorno natural, el cariño, la curiosidad, el asombro, la sensibilidad, la cultura del cuidado, el vínculo, la esperanza, la consciencia, el amor y la responsabilidad en estudiantes y la comunidad educacional. Si bien son conceptos que están presentes en el aprendizaje en la zona, gracias a la riqueza natural que desborda la cuenca, había un común acuerdo de la importancia de enriquecer estas ideas movilizadoras hacia el desarrollo de los/as jóvenes que habitan este espacio.
¿Cómo podemos despertarlo en nuestros ambientes educativos?
Una vez que conversamos sobre nuestras motivaciones y pensamientos, hicimos un intercambio de papelógrafos con los grupos adyacentes, ahora nos tocaba hacernos responsables de sus ideas, que aún así seguían en sintonía con las nuestras. La pregunta propone una problemática que si bien puede parecer sencilla, es compleja en planificación y ejecución.
El abanico de ideas que se presentaron en los grupos fueron:
– Sensibilizar a los/as estudiantes a través de las clases y salidas a terreno. Que exista un vínculo físico con la naturaleza y potenciar estas experiencias significativas.
– Formar e integrar a toda la comunidad escolar en las iniciativas en torno a la naturaleza.
– Movilizar el trabajo en red entre instituciones y establecimientos.
– Motivar el vínculo y conexión con la naturaleza en alumnos/as desde pequeños.
– Mantener una coherencia: tener presente la experiencia propia con el entorno natural, para luego poder transmitirla a otros. Volver a encontrarnos, disfrutar con la tierra y los animales.
– Proponer que sea parte del proyecto institucional de los establecimientos.
– Conocer experiencias exitosas en otras partes, para poder generar nuevas ideas y poder aplicarlas en nuestra comunidad.
– Conectar con las culturas originarias, quienes poseen conocimientos ancestrales y son actores fundamentales de la riqueza natural que nos rodea.
– Entregar el rol de protección de la naturaleza al estudiante. Motivar y fomentar las acciones de cuidado.
– Entregar protagonismo al auto conocimiento y aprendizaje individual de cada estudiante.
– Llevar la sabiduría de la naturaleza a los espacios educativos (ritmos, diversidad, matices, etc).
– Realizar acciones simbólicas que acompañen al aprendizaje en relación al ecosistema.
– Dar espacios de juego y vida en torno a la naturaleza.
– Educar en los cinco sentidos.
– Vivir la experiencia con y desde el disfrute.
Para cerrar la jornada de reflexión unificamos nuestras ideas en un plenario guiado por María Pía Zerán, directora ejecutiva de MAPA, y David Ordenes, Coordinador de Parque Puerto Fonck, dónde pudimos dar forma y conversar en conjunto sobre las ideas predominantes del trabajo en grupo.
Finalmente, salimos a un sector de la Biblioteca de Frutillar, dónde crecen árboles nativos de la zona. Aquí se realizó una actividad al aire libre y se plantó un Laurel simbólico de la reunión acontecida.
En el encuentro Educar al Aire Libre se pudo entrar en conversaciones fundamentales para el proyecto parque, establecer redes y empezar a imaginarnos proyectos futuros llenos de juventud, flora, fauna, compañerismo y aprendizaje. Abrimos las puertas a los sueños, para ya empezar a convertirlos en realidad.